lunes, 16 de julio de 2018

El Premio Noble

Por Javier Labrada García.
A propósito del artículo compartido por el colega Arnoldo Fernández, editor del blog Caracol de Agua de la autoría del periodista y escritor ya desaparecido Lisandro Otero sobre la muerte de Isaac Babel, y sus consiguientes comentarios, me atrevo a convertirme hoy en contraparte de los habladores.
Lisandro Otero
El simple hecho de la caída en desgracia y la persecución sobre Isaac Babel obedeció a una época de oscurantismo sin precedentes en la historia de la Unión Soviética.
La persecución y la cacería de brujas, unidas al desentendimiento entre intelectuales, cultura y arte al servicio de la sociedad en franco combate a la política cultural en función de los intereses del poder, conllevaron a las purgas más sangrientas vistas por un país socialista, al punto que muchos vieron en el socialismo la degeneración, la perversión de todos los sueños de justicia, la corrupción del ideal de libertad y la vida de tantos intelectuales, la piedra angular que sostiene la ideología de cualquier país.
Sin embargo, ese volver sobre los pasos manchados de la historia es saludable para evitar caer nuevamente en los predios del abismo. No para continuar atacando a un país desde el pasado, desde los errores. El socialismo de nuestro siglo puede no ser perfecto, y eso es porque aún se colocan las piedras. Pero no somos los únicos que cometemos errores en nombre de la política.
No me gustan las comparaciones, porque ninguna realidad, por alterna que pueda parecer es igual en cualquiera de las dos orillas. Utilizaré algunos fragmentos de un texto también de Lisandro Otero para ejemplificar mi tesis.
El texto titulado “Harold Pinter, Premio Nobel” se refiere a algunos escritores galardonados con el Premio Nobel de Literatura alrededor del mundo. Algunos lo merecían sinceramento, no por su postura política, sino por la calidad de su pluma. Sin embargo, a lo largo de la historia, la política reaccionaria continuó mediando, y parecía más un premio al mérito político en función de los males de la humanidad que a la trayectoria y glorias literarias.
Escritores como Vidia Naipaul, ultraconservador y pro-colonialista, antimusulmán y severo crítico del Islam, homofóbico y racista, recibió este galardón de la Academia Sueca.
Un hombre que se ha atrevido a culpar a los colonizados de los atropellos cometidos por sus colonizadores, porque los primeros son más corrompidos que los segundos, y por ello se merecen todas sus miserias.
Camilo José Cela, conocido soplón de los órganos represivos de la dictadura de Franco en España, censor de publicaciones, crítico de Federico García Lorca por sus preferencias sexuales, acusado de plagiar una novela de Carmen Formoso, declararía tras recibir el Premio Nobel que no le interesaba el Premio Cervantes porque después de recibir el Nobel era como darle el título de conde a un rey.
“Jean Paul Sartre rechazó el Premio Nobel porque no quería ser olvidado por la historia, destino obligado, según él, de todos aquellos que permiten se le erijan estatuas mientras viven.”

No somos los únicos que cometemos errores. Digo más, como mismo no se puede tener la verdad absoluta, tampoco se puede estar del todo equivocado. No obligo a nadie a pensar como yo, puedo demostrarte que tus ideas y criterios entran en contradicción con las mías, pero no pretendo, como dice Buena Fé que desfilen por todas las líneas de mi pensamiento.
Propongo para terminar un texto vital sobre el intelectual comprometido en las revoluciones y las sociedades en general, del propio Lisandro Otero, titulado “Arthur Koestler y la desilusión de la utopía”. Y luego conversamos...
*HaroldPinter, Premio Nobel
** Arthur Koestler y la desilusión de la utopía

No hay comentarios:

Publicar un comentario