Afirman Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo que alrededor de la tragedia de San Lorenzo donde cayera el Padre de la Patria "todo es duda y confusión". Historias se tejen tímidas como si quisieran ocultar la deshonra que antecedió a su muerte, una conspiración silenciosa que apagó poco a poco la llama independentista y de la cual San Lorenzo fue su último y sangriento testigo.
El
Hospital Civil de Santiago de Cuba acoge el cuerpo sin vida y casi
desnudo del "Presidente Viejo", como trofeo de caza. Presenta una herida
de bala sobre la tetilla isquierda, un ojo muy amoratado y el cráneo
hundido. Es sepultado en una fosa común.
El
historiador Gerardo Castellanos detalla que el posible delator del
refugio de san Lorenzo pudo ser el negro lucumí Papá Ramón o Ramón
Jacas, oficial mambí que había sido hecho prisionero por las tropas
españolas y quien salvara su vida siendo práctico y guía para la columna
española que dio muerte a Céspedes. Conocía muy bien la zona y tras los
sucesos de San Lorenzo escapó y volvió a las filas insurrectas con la
conciencia moribunda ante el hecho atroz que cometió en silencio. Un
silencio que siempre guardó.La teoría sobre el posible suicido del Padre de la Patria la desmiente el parte oficial del 27 de febrero de 1874 que se conserva en el Archivo Militar de Segovia. Allí relata el jefe del Batallón de Cazadores de San Quintín, que "el Capitán de la Quinta Compañía Don Andrés Alfonso y el Sargento Segundo Felipe Gonzáles Ferrer, con cinco soldados fueron los que dieron muerte al referido Céspedes".
Reconstruyendo los hechos el 24 de febrero de 1874, cuando la niña avisa a Céspedes de la presencia española en la zona, este corre por entre la maleza en busca de un farallón por el cual despeñarse en el intento de escapar de sus captores. Los soldados no le dan tiempo, caen en su persecución tan pronto lo ven salir de casa de Panchita (con quien tiene un hijo que nunca conocería). Lo separan del precipicio unos 300 metros. 55 años y la ceguera acortan la distancia con la columna española. Cerca del abismo Céspedes se vuelve y dispara. Corre de nuevo y dispara a boca de jarro, cerca de la sima, al soldado más cercano, al Sargento Gonzáles Ferrer. Cuando la soldadesca canalla devuelve los disparos el Padre de la Patria se hunde en el abismo.
Expuesto en la Casa de la Intendencia sobre una mesa rústica de pino, sería descrita por Emilio Bacardí como una "humillante capilla ardiente que le deparó el destino para hacerle más grande a los ojos de sus conciudadanos".
Hasta su sepultura improvisada en el Cementerio Santa Ifigenia, enmascarados por las sombras de la noche, llegan el 25 de Marzo de 1879, seis patriotas a rescatar su cuerpo. Los guía el corresponsal de Céspedes en Santiago de Cuba y cirujano santiaguero, Calixto Acosta Nariño, que había visto su cadáver expuesto en el Hospital Civil. Otros acompañantes son Luis Yero Budén y José Joaquín Navarro Villar. Los nombres de los otros acompañantes, quienes durante 5 años habían velado celosamente los restos, se han perdido entre las madejas sueltas de la historia.
Cavan en la fosa, "con mucho cuidado como si fuesen a tocar un cristal (...) acompañados de relámpagos y truenos como si los mismo quisieran participar de la escena fúnebre" identifican el cadaver del expresidente, lo desentierran y lo llevan a un lugar seguro donde luego se erigiría el panteón. Pero ahí no termina la travesía. Sería enterrado en total tres veces.
El segundo en el patio B, el más antiguo de la necrópolis de Santiago "en una bóveda cerrada por mampostería, sin nombre, sin señal alguna".
En 1910 serían exhumados nuevamente sus restos para trasladarlos hasta su actual mausoleo, luego de que una año antes se colocara la primera piedra para la construcción del monumento ecléctico, construído en Mármol de Carrara, sobresaliendo en la simbología la cadena con eslabones rotos, señal de que a su muerte Cuba continuaba oprimida y que fue él el primer cubano que rompió con la colonia y con el oprobio de la esclavitud.
Desde el 10 de Octubre se encuentran, en lo que algunos han denominado su "Cuarto entierro", junto a Mariana Grajales, El Apóstol José Martí y el Comandante Fidel Castro Ruz, en un complejo escultórico denominado El camino de los Padres de la Patria o La línea adelantada de Céspedes, Mariana, Martí y Fidel.
Aún restan muchos detalles a esta historia, 144 años después. Espere en este blog una crónica de mis viajes al encuentro con el padre de la patria en San Lorenzo, donde el sol se despierta iluminando el obelisco que en cascada de marmol inmortaliza al precursor de nuestra independencia.
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