A mi me ordena la razón, a ti te ordena un coronel,
si nuestra lucha es de cartón la de ustedes es de papel*
Resulta paradójico cómo el
discurso oficial va por un lado y la realidad asociada se pierde en un largo
camino, más largo que el viaje al Tártaro. Vivimos evidentemente en una
sociedad donde predomina la cultura de la guerra (que nunca ha terminado, solo
ha cambiado de escenarios, de beligerantes y de medios), donde palabras como
“Ordene”, “logística”, “Bastión”, “trinchera” y “misión” son habituales en
ciertos círculos, que a cada momento parecen querer cambiar el porcentaje.
Soy, como dice un popular
trovador, “un cubano de la raza paranóica”, al que no le alcanza el tiempo para
el estrés social, pero que su proyecto de vida lo vive en cámara lenta. Nuestra
burocracia epidérmica es un obstáculo a los sueños de un país, aunque no por
eso nos desanimamos.
Olvidar la historia nunca puede
ser la opción. Debemos futurizar, como los oráculos, pero sin hacer
predicciones a la ligera. La Historia debe ser nuestra ciencia. Hay que saber
mirar hacia atrás.
Los “planes productivos” solo
sirven hoy para terminar de llenar el jarro de la crisis de papel. Que el
cambio climático nos perdone, no hay árboles suficientes para completar en la
realidad nuestras obras sociales. Las metas de nuestro mundo se transforman en
fechas en un calendario, aunque nunca sepamos el año.
Vivimos sitiados por nuestra
propia mentalidad, no defendemos nuestros derechos lo suficiente, y los
espacios “intitucionalizados desde el firmamento como el onceno mandamiento
divino” que tenemos para hacerlo, se convierten en “las palabras centrales”.
Sin imaginación, el poder como estresa.
Es hoy difícil traer en el
corazón las doctrinas del Maestro, cuando debemos seguir ciegamente el mandato
de quienes han olvidado sus enseñanzas. La Edad de Oro se acabó en la mina,
ahora cultivamos yeso. No construimos, restauramos sobre la base de lo que no
sirve.
Desde mi trinchera de periodista,
(aunque se empeñen en decir que la calidad no es buena, y supongo se refieren a
la manera de trabajar, no a la “calidad humana”, para hablar en su idioma), he
aprendido que muchas veces, manteniendo la ética, gritar se convierte en
nuestro único lenguaje.
Venimos oyendo lo mismo, y si a
Chan Chan le daba pena, a este cubano empeñado en la fuerza de su Mitología
Histórica, le horroriza nuestro futuro. Pero hablar demasiado aquí me vuelve un
extraño, como dice Buena Fé: “viviendo en la comuna de las mentes desnudas que
no tienen salario”.
Estamos hartos de victorias. No
todo lo que pensamos lo será a corto plazo, siempre a corto plazo. Necesitamos
trastocar en realidad pergaminos engabetados y hacerlo con eficiencia y
calidad. Hay otra generación, que no está perdida. Está cargada de sueños y nos
sigue los pasos de cerca.
No podemos permitir que su
historia se convierta en las manecillas rotas del único reloj que quedó como
testamento. Ellos también merecen un futuro visible, no nebuloso.
Levanto mi pancarta y la difundo
con los pobres de la tierra. ¡Abrid paso que los de otro planeta ya llegamos!,
pero me queda la esperanza de que con solo una persona que la lea ya empieza a
cambiar el mundo.
* Fragmento extraído de
Multiviral, del desaparecido Dúo Calle 13.
Excelente texto, tiene una alta dosis de existencialismo, pero a la vez porta la energía para cambiarlo, hacer eso que alguien una vez llamó "tomar el cielo por asalto", cambiar las cosas, ir a la raíz y dejarnos de tanta melancolía, frases hechas y loas al triunfalismo...Los pies en la tierra, pero con las doctrinas del Maestro...Felicidades, empiezas a caminar sobre el filo de la navaja, recuerda siempre esa novela inmortal.....Abrazos....
ResponderEliminarGracias hermano, el triunfalismo y la frasesita de la victoria nos tienen al borde del colapso, es hora de dejar de hablar,hay que hacer, sin temor a dañar lo malo. No se vive tanto en cuarentena...
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