jueves, 7 de junio de 2018

Martín Pérez, El Toro de Bayamita

Por Javier Labrada García
Los que lo conocen dan testimonio fiel de sus historias. Quizás entre risas y exageraciones, su fama como narrador trasciende los espacios en que coinciden los que como yo, lo consideramos un amigo.
Su vestir tradicional y su rostro sereno adornado por un peculiar bigote del que no quiere desprenderse, lo retratan como el guajiro de costumbres dichosas que aún conserva la magia de contar leyendas, tradiciones y fábulas al oído curioso. Entre plantas de café descomunales, delfines varados que desafían longitudes y la magia del ballenato, narra Tomás Elías Ramírez los curiosos sucesos de Guamá.
Así conocí la historia de Martín Pérez, “el toro de Bayamita”. 
Tomás Elías Ramírez.

Cuenta Tomás Elías que vivía este hombre cerca del pueblito de Uvero, en el municipio Guamá. Le apodaban “El toro de Bayamita” porque tenía muchas historias que demostraban que era un hombre muy valiente, muy guapo y muy respetado.
Hay algunas rimas alrededor de su vida, en especial aquella que reza: “Ha llegado Martín Pérez, el papá de todos los hombres y marido de todas las mujeres”.
Cuentan que cuando iba a una fiesta lanzaba aquella rima y decía: “La fiesta dura hasta las 12”. Llegaba allí, tomaba a una muchacha, la montaba en el caballo y se la llevaba. Cuando regresaba a dejar a la muchacha, la fiesta ya debía haber acabado.
A veces llegaba hasta una fonda, pedía una rueda de cigarros y una botella de ron, miraba para los costados, al que estuviese cerca y decía señalándolo: “Paga este”. Se iba y cuando regresaba, el señalado tenía que haber pagado o le ajustaba las cuentas.
En otras ocasiones iba hasta una casa y llegando le decía al dueño: “Ponte a cocinarme algo que me toca a mi”. Ya el hombre sabía que tenía que cocinarle a Martín, que se iba a acostar con su esposa.
Era tanto el miedo de algunas personas hacia aquel hombre, que en una ocasión uno salió huyendo de Martín. Y cuando va pasando la cerca siente que algo le corta y grita “Ay Martín, no me mates”. Y realmente era la cerca que le estaba rasgando la espalda, pero del miedo, aquel hombre no lo pudo averiguar.
Otras de las rimas eran: “Ha llegado Martín Pérez, el Toro de Bayamita, prepárense mujeres que esto se acaba ahorita”, y otra que decía: “Bailen, bailen, bailadores. Bailen, bailen, señoritas, ha llegado Martín Pérez, el Toro de Bayamita”.
Cuenta Elías que en una ocasión dijo que cuando él muriera que lo enterraran a lo largo de un bastón, como el que usaba. Hay un lugar que se llama La Ceiba, un cementerio al lado de la costa. La única tumba que está al revés, puesta frente al mar y que tenía, porque duró muchos años, un piñón, es la de Martín Pérez.
Cuentan que tuvieron que cantarle “la grulla”, que es como se dice popularmente cuando una persona no quiere morirse. Lo dieron por muerto y tres veces fueron a llevarle las coronas. Tres veces el hombre vivió. Duró más de 100 años.
Esa es la leyenda. Fue un hombre tan intenso en sus amores y en las andanzas, que tuvo hijos con dos pares de hermanas, y también con una madre y su hija.
Elías cuenta que según los estudios, Martín Pérez fue a la guerra del 95 con 15 años. Al terminar la contienda quedó en él ese espíritu belicoso de la guerra, del combate, que lo llevó a ser un hombre temerario.
En una ocasión tres hombres lo agarraron y lo machetearon, uno de los cortes fue en la cabeza y se dice que le calleron gusanos. Cuando logró curarse los cogió uno a uno y les propinó tremendas palizas. Eso es parte de la leyenda.
Dicen que era un hombre de 1.60, 1.62 metros quizás, mulato y buen peleador. Elías entrevistó a familiares, amigos, una señora que le llevó las coronas, y todos coinciden en que era un hombre de estatura pequeña, pero muy fuerte. Los otros detalles, asegura, parecen ser inventados por la propia gente.
Brotan así las leyendas de Guamá en la voz de Elías, periodista de Radio Coral. Tesoros orales que guarda la memoria popular, esperando ser rescatados y que el mundo moderno merece escuchar. Es el sabor dulce de la historia trastocada en mitos con una pizca de realidad entre nuestras montañas.

Nota: La historia de Martín Pérez aquí narrada, fue transcrita exactamente como la contara Tomás Elías. Si usted conoce otros detalles de la historia del Toro de Bayamita es libre de contárnosla en este post.



1 comentario:

  1. Excelente mi hermano....Abrazos a Elpido Valdés, buen socio, cubano como las palmas reales...

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