Por Javier
Labrada García
A inicios de
este siglo una idea germinó en la mente y el corazón de autoridades cubanas. Su
objetivo era masificar el arte y la cultura en todos los rincones del país.
Nacía así el Programa de Formación de Instructores de Arte, un hermoso sueño.
Casi 20 años después sus fronteras se han desdibujado. ¿Qué ha sucedido?
Oendis
Vázquez Torreblanca es Instructor de Arte de la Especialidad de Teatro de la
Sexta Graduación. Él, como muchos otros en este municipio, aunque mantienen sus
vínculos con el arte, se encuentra hoy por otro camino.
“La idea
inicial de este proyecto era llevar la cultura y el arte a los más recónditos
lugares de nuestra población, de forma tal que dentro de 10 años Cuba sería el
país más culto del mundo. Realmente una idea maravillosa del Comandante Fidel
Castro, teniendo en cuenta que a las comunidades más intrincadas, a las
personas más desfavorecidas pudiese llegar el arte de una manera más sublime,
más espléndida”. Me dice que el objetivo principal siempre fue que las personas
aprendieran a apreciar el arte.
De ahí nace
la Brigada de Instructores de Arte, que con una visión genuina de aquella tarea
la emprende en las diferentes comunidades, logrando que se fundamente y se
desarrolle el movimiento de artistas aficionados, sobre todo en las zonas de
montaña.
Explica
Oendis: “Al principio la estrategia fue muy buena, ya que la Brigada se
subordinaba directamente al Ministerio de Cultura y de ahí emprendía su trabajo
en las escuelas y comunidades. Después, esto cambió. Se empezó a administrar
directamente desde la Dirección Municipal de Educación, y el trabajo
sociocultura se hacía en colaboración con Cultura a través de una Circular o
Resolución Conjunta denominada MINED-MINCULT (Ministerio de Educación-
Ministerio de Cultura). A través de esta se establecía un convenio de trabajo
para desarrollar la actividad cultural”.
A partir del
momento en que el escenario principal comienza a ser la escuela, inician a su
vez una serie de limitaciones y restricciones, atendiendo fundamentalmente a
divergencias de conceptos entre Educación y Cultura, y realmente no se ha
podido fundamentar ese trabajo que se vino haciendo desde sus inicios con la
primera graduación de Instructores de Arte.
“En mi
opinión, también por el lado nuestro, un poco se confundió el concepto del por
qué los Instructores de Arte, no se nos explicó en determinado momento cuáles
eran las ideas esenciales de esa misión, los objetivos específicos, qué ibamos
a hacer y cómo nos graduaríamos al final y qué seríamos. A partir de ahí hubo
un choque porque se graduaron muchos instructores que, al no conocer
específicamente sus funciones y al no alcanzar ese nivel de madurés
profesional, artística o pedagógica, no han podido desarrollar con calidad su
profesión”.
Hoy muchos
desconocen qué es una obra de arte, cómo apreciarla desde las diferentes
manifestaciones. Se desconoce que el arte no es estático, que está en constante
transformación y que evoluciona día a día. De ahí parte la superación diaria
del artista que tiene que prepararse constantemente para estar a la par de las
condiciones del mundo actual. Eso no ha ocurrido con los Instructores.
“Como
artistas nos falta mcho en esa tarea de apreciar una obra de arte, para poder
luego inculcarle, enseñarle a ese público creador y contribuir a la formación
de los espectadores”, asegura Oendis.
Tercer
Frente cuenta con un total de 52 Instructores de Arte. De ellos 48 están en el
sistema educacional, de los cuales 20 son ruteros llegando a las comunidades de
difícil acceso; 1 en el sistema de casa de cultura, 2 en el Conjunto Artístico
Integral de Montaña y 6 cumpliendo otras funciones: 3 como cuadros de la
juventud, 2 en educación y 1 en la Universidad como Jefa de Carrera.
De estos 48,
8 son de la modalidad de Artes Plásticas, 14 de música, 15 de danza y 11 de
teatro, ubicados en los 8 Consejos Populares del Municipio. 33 de estos
instructores son licenciados, 8 se encuentran estudiando en la licenciatura, 2
son cuadros profesionales y 16 dirigentes de base.
No es menos
cierto que son un hermoso proyecto, pero muchas veces carecen de los recursos y
el apoyo necesarios. Espero que en un futuro no debamos hacernos la pregunta
“¿Dónde quedaron los Instructores de Arte?”.
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