lunes, 6 de mayo de 2019

El palo ensebao, una tradición del carnaval

Por Javier Labrada García
En el carnaval las tradiciones no faltan. Es la mayor fiesta popular donde cultura, música, derroche, bebidas, juegos, colman el gusto de los hombres por unos instantes. Desde que tengo uso de razón, en Tercer Frente han sido un verdadero espectáculo que ha ido evolucionando con la misma gente. Ni hablar de la conga Valle Rojo, o de la carroza cargada de mujeres que desborda sensualidad y ritmo, son elementos que están presentes año tras año.



Una de estas tradiciones se celebra puntual en mi pueblo: el palo ensebao, conocido en varias zonas como la cucaña. Afirman historiadores que su nombre se relaciona con la leyenda del País de Cucaña, una historia muy popular durante la Edad Media en Europa, donde las riquezas estaban al alcance de cualquiera sin tener que trabajar.  
Las primeras referencias llegan de un pasatiempo que se practicaba en Nápoles, Italia, en el siglo XVI, y que consistía en trepar por un palo cubierto de grasa o jabón para conseguir un premio que está en el extremo más alto. Comúnmente el premio era comida. En nuestro municipio, debe alcanzarse una banderilla colocada en la cima del palo, y el ganador se lleva un premio.

La estrategia para subir varía mucho. En la mayoría de los casos, como el ejemplo que les mostramos, el jugador se apoya en la ropa que trae puesta para ir eliminando parte del material resbaladizo que cubre el poste. Suben de manera similar a como se trepa a una palma.
Así la tradición permanece, regalándole al público un espectáculo único, donde el esfuerzo personal tiene un grato resultado. 





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