Hay quienes no precisan de una
luz o una simple chispa para brillar en la vida. No hay modelos ni moldes
perpetuos para colosales obras. Solo el talento del artista hace brotar lo
mejor, palpar lo grandioso en la fascinación incierta de lo visible.
A “grandes rasgos”, sin pecar de
exagerado, conocimos a este personaje. Nos contó una amiga que era fiel oyente
de nuestra frecuencia comunitaria, y fue, en uno de esos incontables encuentros
con nuestro “Club de amigos”, que nos confesó sus “pecados”. O parte de ellos,
porque como bien asegura, sigue marcando páginas. Ella es Reina Batista Segura.
Procedente de una familia
campesina, siempre había sentido la vocación del magisterio y la enseñanza. Fue
en la década del 70 del pasado siglo, donde se forma como Maestro Emergente. A
la edad de 15 años comenzó a trabajar como maestra primaria en la Escuela
Esteban Caballero de la zona de “La Posa”, en Matías, y más tarde en Vega de
Limones, por una necesidad que tenía un centro de enseñanza de este lugar.
Luego la trasladan para la
Escuela Nelson Corría de Matías, y fue fundadora del Centro José Martí, en ese
mismo poblado, donde trabajó 19 años como Directora. Aquí nació la idea de
formar “las bandas”, y Reina fue la primera en pensar en ello. Desde su puesto
de Directora, y sin ser promotora cultural unió el esfuerzo de padres y
docentes a su propio empeño, y los resultados brotaron. Reina se transformó en
la Instructora de la Banda y cuenta que todos los años alcanzaban los primeros
lugares.
En aquellos primeros años nos
cuenta Reina que un maestro ganaba 18 pesos mensuales, debían elaborar sus
propios planes de estudios, buscar iniciativas para enseñar a los estudiantes,
y aun así ejercían la profesión con amor y obtenían los resultados que se
querían. A ella le surgió la idea de crear la Banda como parte de la formación
vocacional de los propios estudiantes.
Mailén Vázquez entrevista a Reina Batista |
De la Escuela José Martí viene a
trabajar para la Dirección Municipal de Educación como Metodóloga de la
Enseñanza Primaria. Hoy, con 61 años, siente
la satisfacción de haber transitado por todas las enseñanzas y de haber sido la
primera en organizar una banda en este municipio.
39 años ha dedicado Reina Batista
a esta labor de enseñar. “Y me jubilé, no porque quise, ni porque tenía la
edad, sino por enfermedad, porque como dijo el ortopédico, los neumáticos no
quisieron acompañarme”, comenta. Se jubila por un lipoma que le salió en las
piernas, pero todavía se le puede ver dispuesta a ofrecer la ayuda que haga
falta, a repasar a algún muchacho, o lo que los centros educativos le pidan.
Su mensaje para las nuevas
generaciones es que tengan siempre presente que se logran resultados cuando se
hace con amor, con interés, cuando se presta atención directamente a los
estudiantes que la necesitan, no trabajar por trabajar, porque el maestro debe
buscar resultados en su propio trabajo.
Hoy, al ver a sus antiguos
alumnos ser profesionales, siente mucho orgullo por lo que fue, por lo que hizo
y por lo que pudo seguir haciendo. “Estoy segura, porque lo he probado, que voy
a un aula y todavía puedo hacer algo”, concluye.
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